EL SECTOR AGROPECUARIO AÚN NO SE ESTABILIZA

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Colombia es un país con muchas riquezas, que han sido explotadas para el sustento de sus habitantes, sin embargo factores como el clima están siendo un riesgo para la sostenibilidad agropecuaria el país. Si miramos a fondo, Bogotá es una ciudad que no interviene en la producción de productos agropecuarios, pero si es la mayor comercializadora, demostrado en Corabastos una de las plazas más grandes de Sur América; aún así la ciudad tiene como desventaja los alimentos que son producidos en el país y los importados, los cuales se comercializan a precios casi inaccesibles, según el salario mínimo.

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El Estado es la raíz de todas las situaciones que se presentan en el país, es decir, factores naturales como el clima y económicos como la devaluación del peso frente al dólar, son aspectos que el Gobierno debe tratar de mitigar para que no afecte en gran medida a los colombianos. En las ultimas semanas, se ha evidenciado apoyo estatal hacia la crisis económica, como por ejemplo, la cancelación arancelaria para productos importados como el maíz, el cual es alimento para las aves destinadas al consumidor. Entonces si el alimento para mantener los productos del sector avicultor, bajaron un porcentaje de su costo, el alimento lo debe hacer de la misma manera convirtiéndose más accesible para la canasta familiar, es decir, los precios del pollo y los huevos se reducen.

Del mismo es gratificante que La secretaría de Salud y Defensoría del Pueblo, intervengan en los procesos de calidad y salubridad de las plazas de mercado en Bogotá. Como se había comentado en esta y anteriores bitácoras, la higiene de dichos establecimientos ha sido bastante mala, ya que tienen presencia de ratas, insectos, heces fecales, entre otros. Además su proceso de calidad es muy básico ya que los diferentes puntos de comercialización, no poseen las suficientes herramientas para su trabajo, por ejemplo, el caso de los cárnicos que no tienen la refrigeración que necesitan para estar en optimas condiciones. Dicho esto, es urgente que el Gobierno ejecute más planes de acción que permitan la capacitación de los comerciantes, para así tener calidad en los alimentos que venden a los capitalinos.

Además de la salubridad en las plazas bogotanas, también es necesario que los comerciantes sean honestos a la hora de comercializar. Gracias a la devaluación del peso frente al dólar y ‘‘El Niño’’, los vendedores de mercado y víveres han elevado los costos de los alimentos a un nivel que a muchos capitalinos se les hace difícil acceder; sin embargo queda la duda, ya que hay alimentos que no son afectados por el verano, gracias a su zona de producción y respecto a las importaciones son solo el 28% aproximadamente de alimentos con este caso, lo que da a entender que existe cierto pacto entre comerciantes para alzar exageradamente los precios en el mercado.

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Cabe resaltar que este mes se ha evidenciado en las plazas y supermercado un incremento alto en el azúcar, pues bien esto es la consecuencia de la multa que los ingenios azucareros del país obtuvieron, gracias a la competencia desleal que conformaron para no dejar competir, en cuestión de precios, a los ingenios importadores. Los ingenios nacionales quisieron expulsar de forma abrupta a las empresas importadoras de azúcar, teniendo precios muy bajos en el mercado y ahora no se pueden dar ese lujo, porque el estado los puso ‘‘en la cuerda floja’’.

Este tipo de situaciones genera una reflexión, las multinacionales que representan el país están llenas de corrupción y ¿aún así queremos ser país del primer mundo?, no se puede llegar a un nivel socioeconómico sobresaliente a nivel mundial, si nosotros mismos nos encargamos de dar mala imagen al potencial que somos capaces de generar.

Bogotá esta a punto de recibir nuevo alcalde, asimismo, nuevas expectativas y proyectos de calidad que acaben con tanto desorden y deshonestidad, que hay entre capitalinos y colombianos respecto al sector de mercado y víveres. Dicho esto, uno de los puntos que debe tener relevante el próximo alcalde, es el mejoramiento de la economía en los productos que consumen los bogotanos a diario, además de impulsar el trabajo y apoyo, para pequeñas y medianas empresas dedicadas a la comercialización de mercado y víveres.

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Para concluir, Bogotá como capital colombiana, debe ser ejemplo de desarrollo cultural y económico, ¿Cómo empezar? Desde lo que comemos seria ideal, no se puede ser tolerante ante mercados contaminados, sin ningún tipo de protocolo de calidad; además estamos en el siglo XXI, la tecnología y recursos del estado deben facilitar y amenizar los factores que puedan afectar la producción del país y así, impulsar la economía de la canasta básica familiar. Se debe empezar por cosas aparentemente mínimas, para llegar a ser un país ejemplo y no entrar en competencias desleales que detengan el potencial que tiene nuestro país y nuestra capital.