Fuente: William Stiven Hernández Díaz |
Las plazas y establecimientos informales de mercado, han generado un
inquietante problema de salud pública, al exponer los consumidores
ofreciéndoles productos de la canasta familiar en malas condiciones higiénicas,
provocadas por las plagas que azotan dichos establecimientos. Estos factores
traen serios inconvenientes, como es exponer la vida de las familias bogotanas
que entran en contacto con toda suerte de enfermedades e infecciones, gracias a
las plagas que se encuentran en los establecimientos comercializadores de
mercado y víveres. Además, teniendo en
cuenta que esto supone problemas de mortalidad y jurídicos que impliquen a las
entidades reguladoras, por la indignación de los directos afectados.
Dicho esto, ¿qué está pasando con la acción pertinente de las entidades
reguladoras, las cuales deberían mitigar estos fenómenos, ya que las plazas
legalmente están sujetas a normas estatales?.
Pues bien, dentro el marco legal estipulado por la Alcaldía Mayor de
Bogotá, se encuentra RESOLUCIÓN 098 DE Abril 23 del 2009: "Por
la cual se expide el Reglamento Administrativo, Operativo y de Mantenimiento de
las Plazas de Mercado del Distrito Capital de Bogotá y se deroga las
Resoluciones 101, 126, 222 y 234 de 2008". Esta ley decreta que: ‘‘Es prioridad para el correcto funcionamiento
de las plazas de mercado distritales y los servicios que éstas prestan a la
ciudadanía en general, la determinación de lo referente a la seguridad, a la
protección ambiental y a la aplicación de las normas higiénico- sanitarias’’ (PARDO, I. E. 2009).
Lo que
significa que una plaza de mercado como Corabastos (o más bien una empresa),
debe estar regida por esta ley, gracias a la magnitud de productos que manejan
en sus instalaciones. Por consiguiente no es posible que las autoridades
sanitarias competentes, adoptaran las acciones de prevención y seguimiento para
garantizar el cumplimiento de las normas sanitarias vigentes tan tarde, cuando
la plaza ya esta contaminada en plagas.
A pesar de esto, los controles y acciones pertinentes (en ciertos
establecimientos), han abierto una gran actividad mercantil de los productores
y comercializadores, que mejoran su competitividad para responder a fenómenos económicos
de gran magnitud como la creciente demanda de alimentos a nivel mundial, en la
cual Colombia se ha convertido en punto clave de productividad. Asimismo la
temprana adecuación de espacios de producción y capacitación de mercaderes,
permite ejecutar estas propuestas para el desarrollo del país.
Los establecimientos comercializadores de mercado y víveres son
esenciales en el diario vivir de los bogotanos y demás colombianos, sin embargo
el Estado está actuando tarde a la hora de capacitar y controlar este comercio
en cuestiones higiénicas y administrativas. De la misma forma, aún faltan
muchos detalles por precisar en cuanto a la oferta y demanda, que cada día
crece más en nuestro país.
No hay comentarios:
Publicar un comentario